viernes, 20 de junio de 2008

El libro del mes

Hola de nuevo amigos.
Tenía el blog un poquito abandonado pero aquí estoy de nuevo para comentarles acerca del libro que estoy leyendo. Se llama Lo bello y lo triste de Yanusari Kawabata, quien junto a Kenzaburo Oe son los únicos premios Nobel de literatura japoneses. Se cuenta que Yukio Mishima, quien respetaba profundamente a Kawabata y fué protegido del mismo antes de lograr renombre, nunca pudo superar el hecho de que le entregaran el premio a su mentor en vez de a él, más que nada por el hecho de que consideraba que nunca tendría oportunidad de ganar el premio otra vez. Kawabata se convertía en 1968 en el primer Nobel japonés y pasaría largo tiempo para que la academia sueca entregara otro Nobel a un nipón (1994). Incluso se rumoreó que podría haber sido la causa de su estruendoso suicidio, el cual se realizó según un rito tradicional japonés llamado seppuku. Primero se acuchilló el vientre y enseguida uno de los miembros de su ejército personal lo decapitó. Posteriormente el mismo subalterno realizaba la misma acción y era a su vez decapitado.

Sea como sea, Kawabata no tuvo culpa alguna en eso e incluso al preguntársele por el premio, se mostró sorprendido de que no se lo hubiesen entregado a Mishima, aludiendo a su excepcional talento que de hecho el consideraba genio. En todo caso, al parecer el pobre Kawabata también cargaba con lo suyo pues se quitó la vida en 1972, dos años después que Mishima.

Encontramos en la novela elementos comunes en los escritores contemporáneos japoneses. Esta es una historia realmente retorcida, especialmente por la conducta de Keiko, una joven de belleza perturbadora cuya intromisión en las cenizas de una vieja aventura entre la pareja protagónica (¿O es ella la protagonista?) produce consecuencias nefastas. En general. viéndolo desde nuestra idioscincracia, esta historia tiene ribetes enfermizos, pero qué libro contemporáneo japonés no los tiene. la verdad es que uno de los motores que siempre me empujan a leer a japoneses es con qué me voy a encontrar esta vez. Sus personajes parecen generalmente atormentados por problemas difíciles o imposibles de solucionar. Además está siempre presente el concepto de la autodestrucción, aparentemente muy apreciado en la cultura nipona. Siempre hay personajes dispuestos a anularse, inmolarse, rebajarse, humillarse.
Sin embargo también están las hermosas descripciones de paisajes y la sensibilidad extrema para expresar las emociones de los personajes, que de tan atormentados resultan ser tremendamente humanos en su miseria, y por supuesto esos fantásticos diálogos, tensos, profundamente sicológicos en que los personajes parecen más estar jugando un partido de ajedrez, cuidando cada movida.
Si se animan, que lo disfruten.

viernes, 4 de abril de 2008

La bienvenida

Hola amigos. Con este escrito doy comienzo a mi blog y en él espero que podamos compartir ideas interesantes acerca de muchos temas.

Parto el blog con una pequeña explicación acerca del porqué del nombre.

En realidad, siempre he sido tremendamente enrollado para nombrar las cosas. En mi banda Astrolabio, siempre es un drama cuando llega el momento de titular un disco y a veces, incluso me debato por meses sólo para nombrar una canción. Con los poemas siempre ha sido diferente. Sólo dejo que algo salga, así como un aliento y generalmente le hago caso. En este caso hice algo parecido. Busqué una fuente cercana y encontré un libro. Fué el primer impulso que tuve y lo obedecí. En el libro, se relataba una anécdota que involucraba al rey francés Luis XVI. Cuenta la historia que en 1775 un ingeniero francés llamado Du Perron presenta a un joven Luis XVI un "órgano militar" que, accionado por una manivela, era capaz de disparar al viento veinticuatro balas simultáneamente. La máquina le pareció tan diabólica y destructiva al rey y sus ministros que fue rechazada y su inventor considerado enemigo de la humanidad.

Cuando sentí el "impulso" de llamar al blog así, fué porque esta anécdota me pareció una buena metáfora de la locura del mundo. Es curioso que el hombre, con todo el poder de destrucción que posee, especialmente desde que tiene las posibilidades de volar el mundo en pedazos, haya cambiado además su noción de maldad. Antes los hombres no fueron particularmente mejores que ahora y sin embargo, habían ciertas fronteras que simplemente no eran traspasadas, quizás en nombre del honor, del respeto o quién sabe qué valor o razón.
Cuando era chico esperaba que el mundo del futuro fuera algo así como un engranaje perfecto que funcionara casi automáticamente y con los humanos gozando de las maravillas del progreso. Era una idea bastante pueril que, creo venía de ver mucha tele, ya que era habitual mostrar el futuro de manera idílica y optimista aun cuando en la segunda mitad del siglo XX había buenas razones para sospechar que algo andaba mal y que las cosas empeorarían en adelante. Hoy en día, veo que ese año 2000 nunca llegó y aunque esta idea talvez no es muy original, me deja siempre un resabio en la cabeza. Desconfiar en la avalancha de aparatitos y chiches tecnológicos con que nos quieren permanentemente llenar la vida y que finalmente son absolutamente innecesarios. Desconfiar del "progreso" que nos pintan día a día. De lo deslumbrantente vacío. Y aprender a valorar las cosas (como el comercial de Clos de Pirque). Y progresar como personas. Como comunidad. Como amigos. Como hermanos. Y desconfiar de las ametralladoras.